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La Novia Equivocada Novela de Day Torres

LA NOVIA EQUIVOCADA CAPÍTULO 56
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CAPITULO 56. ¡Viva! Nathan se quedó mirando como aquella chica se llevaba al bebé. Era un niño

hermoso y fuerte. muy vivaz y risueño.

Se veía muy lindo con aquella mini camiseta del equipo con el número 20, No pudo evitar pensar que

si su hijo con Meli hubiera nacido quizástendrá la misma edad de ese bebé.

1 -Y probablemente también le habríamos puesto James -murmuro para sí mismo con tristeza.

1 Pocos minutos después Paul llegó junto a él y juntos entraron a las oficinas de Robert Kraft.

Afuera el juego comenzaba, pero la verdad era que Nathan no seguía ni ese ni ningún otro deporte,así

que realmente no le interesaba nada de lo que pudiera pasar ahí.

Robert Kraft ya pasaba de los setenta años y era un hombre muy agradable, pero muy firme con

respecto a lo que quería.

Para alivio de Paul, Nathan y él se entendieron de inmediato, pero se notaba que el dueño de los

Patriots estaba ansiosopor terminar las negociaciones.

-Va a tener que disculparme, señor King.

Todo esto pueden arreglarlo nuestros abogados y lo revisamos mañana si gusta, para firmar el

contrato, pero debo ir a ver este juego.

Es el primero de la temporada para nuestro equipo y no me lo puedo perder – sonrióel hombre.

-Se ve emocionado.

¿Hay buen pronóstico para este año? —lo animó Paul.

- ¡Pues claro que sí! De hecho me gustaría que vinieran conmigo a ver el juego.

El año pasado no nos fue muy bien, pero fue porque Belichick se empeñó en mantener dereserva a

nuestro quarterback estrella -suspiró Kraft mientras caminaban hacia el palco principal—.

¡Pero este año no será así! ¡Este año ese muchacho va a arrasar, tengo muchas esperanzas puestas

en él! i Lanning es un quarterback excepcional! Aquel apellido hizo que Nathanse detuviera en un

segundo y agarró firmemente del brazo a Kraft, deteniéndolo.

-¿¡Lanning!? ¿¡Rex Lanning!? — Nathan no sabía si exclamaba, demandaba o se ahogaba.

– ¿Lo conoces? – preguntó Kraft -.

Rex es nuestro quarterback, ha estado con nosotros por más de un año ya, pero apenas ahora jugará

como titular en el equipo…

Nathan y Paul se miraron con la expresión desencajada y Nathan soltó el brazo de Kraft para correr

hasta lasalida más cercana hacia el estadio.

Ni siquiera veía por dónde iba, solo buscaba el final de aquellos corredores mientras aquel nudo en su

garganta le impedíarespirar.

El bullicio del estadio era ensordecedor, y cuando Nathan llegó al exterior sus ojos recorrieron el

campo con desesperación.

Estaba aturdido y desesperado, y esa era una mala combinación.

Los jugadores corrían, la gente gritaba, y él no tenía ni idea de quién era quién.

De repente la gente se levantó.

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Los Patriots estaban haciendo la primera jugada importante de la temporada.

La enorme pantalla seguía la imagen del quarterback corriendo, con el número 20 en su camiseta.

El quarterback corría hacia adelante con la pelota en la mano, esquivando a un defensa mientras otro

lo agarraba por la camiseta.

Lanning siguió avanzando, intentando zafarse de aquella garra, pero no pudo.

El defensa estaba a punto de derribarlo cuando, con un movimiento de muñeca, hizo que la pelota

volara por los aires.

Fue un lanzamiento perfecto, y el receptor alcanzó la pelota en el aire mientras corría por la línea de

fondo.

¡Los Patriots anotaban su primer Touchdown de la temporada, a pocos minutos de empezar el partido!

Todos los aficionados gritaban y vitoreaban.

Nathan vio al quarterback quitarse el casco y tuvo que agarrarse de la baranda porque ya no había

dudas: aquel jugador era Rex, Rex Lanning.

Era increíble, era imposible, pero allí estaba él, en carne y hueso.

No estaba muerto.

Nathan intentó abrirse paso entre la multitud para llegar hasta él, estaba a unos quince, quizás veinte

metros…

pero cuando lo vio correr hacia las gradas se quedó paralizado de nuevo.

Rex se acercó a la baranda más baja, se impulsó sobre ella para besar la mejilla de una chicay le quitó

a un bebé de las manos.

A Nathan le bastó un segundo para reconocer a aquella mujer, y a aquel niño que reía sobre los

hombros de Rex, mientras el muchacho hacía subaile de la victoria.

Era el bebé, el que había visto en el corredor...

"James...", pensó, "iMeli!" ¡Era ella! ¡Estaba allí, sonriendo, celebrando, cargando a su hijo! ¡Su hijo…!”

Las piernas simplemente le fallaron, las lágrimas corrían por susmejillas sin que pudiera evitarlo.

¡Meli estaba viva! Paul llegó junto a él y lo sostuvo, porque de lo contrario parecía a punto de

desmayarse, pero Nathanse desprendió de sus manos y atravesó aquella multitud como si su vida

dependiera de eso.

Alcanzó el pasillo entre los asientos, diez o doce filas por encima de donde Meli recibía de nuevo a su

hijo para que Rex siguiera jugando.

Ella se giró para colocarlo de nuevo en su sillita con una sonrisa y no supo por qué, jamás lo sabría,

pero era comosi algo la llamara, algo que la hizo pasear la mirada sobre aquellas gradas llenas de

gente y detenerla en él.

– Nathan…

- Meli sintió que el aire se escapaba de su cuerpo mientras se veían fijamente a losojos, como si el

mundo alrededor no existiera.

Había pasado tanto tiempo, y ahora estaban de nuevo frente a frente.

La mirada de Nathan pasó de Meli al bebé y ella se estremeció, viendo como élse llevaba las manos a

la cabeza, mesándose los cabellos, y retrocedía.

-¡Quédate con el bebé! – le dijo a la chica que venía con ella y que le hacía las veces de niñera de

James.

Corrió gradas arriba y empezó a llamarlo, pero entre el griterio de la gente no sabía si él no la

escuchaba o no queríadetenerse.

Alcanzó los corredores internos y gritó su nombre con desesperación, sin saber si ir a la izquierda o a

la derecha.

-¡Nathan...! ¡Nathan! Una mano se cerró sobre su brazo y alguien tiró de ella.

Meli ni siquiera tuvo que pensarlo, su espalda se estampó violentamente contra la pared y ese cuerpo

que la tenía prisionera en un segundo y esas manos y esa bocaque reclamaba la suya...

todo eso era de Nathan.

Sintió el sabor de sus lágrimas mezcladas con aquel beso feroz y cuando sus manos la acariciaron,

fue como si la quemaran.

– iNathan…! -exclamó ella contra sus labios.

No podía pensar, no podía respirar y mucho menos cuando él levantó una de sus piernas y se enroscó

alrededor de su cintura para fundirlaaún más contra ese cuerpo duro y musculoso.

Sus labios se separaron un poco y los de Nathan temblaron con aquel sollozo reprimido.

-¡Nathan! - exclamó Meli, asustada mirándolo a los ojos, ¿Qué pasa, qué haces aquí..?? -Estás viva…

-susurró Nathan aturdido, como si aquellas dos palabras fueran suficientes para confundirlo.

Tomó la cara de Meli entre sus manos y apoyó su frente en ella, cerrando los ojos mientras lloraba en

silencio- ¡Por dios, estásviva! Meli lo miro fijamente y sintió que las lágrimas volvían a brotar de sus

propios ojos.

¿Qué quería decir con eso? ¿Cómo que "viva"? -¡Nathan! Pero él solo tanteó la pared tras ella, abrió

la primerapuerta que encontró y la metió en un cuarto que ni sabía de qué era, solo que los dejaba

apartados de la gente.

-¡Estás viva! - sollozó contra su cuello mientras la abrazaba y Meli se puso rígida.

-¡Pero claro que estoy viva, Nathan! ¿¡De qué hablas!? ¡Mírame! – Meli lo sacudió, rodeándole las

mejillas con las manos y vio lo destrozado queestaba.

-¿¡Por qué no me lo dijiste!? - le reclamó él con desesperación-.

¿¡Tanto te costaba llamarme y decirme que no estabas muerta, que no te había pasado nada enese

accidente!? ¿i Tienes idea de cómo hemos estado Sophia y yo todo este tiempo!? Meli se puso lívida

en un segundo, retrocediendo.

:-i¿De qué hablas?! ¿Cómo que muerta...? ¡Yo no...? Ella y Nathan se quedaron mirándose,

confundidos, durante un instante que pareció eterno.

-¿No estabas en ese avión? -murmuró Nathan con los ojos inundados en lágrimas.

-Subimos, pero tuvieron que bajarnos porque yo no paraba de vomitar por el…

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– Meli se detuvo, temblorosa.

– Por el bebé -terminó Nathan por ella—.

Sophia me lo dijo.

¡Me lo dijo ese mismo día cuando supimos del accidente! ¿Por qué me lo ocultaste? ¿Por qué no

llamaste…? -¡Claro que llamé! -replicó Meliy luego se abrazó el cuerpo con impotencia–.

Claro que llamé.

Intentamos comunicarnos muchas veces pero tu teléfono estaba apagado.

Cuando llamamos a la línea fija de la casa, una mujer le contestó a Rex, le dijo que tú estabasde

vacaciones en Europa con toda tu familia, y que te avisaría tan pronto pudiera contactarte...

-¡Eso no es cierto! ¡No estábamos en Europa, estábamos en casa, estábamos todos en casa,

destruidos! ¡Nadie podía decirte que…! – Nathanse detuvo, sintiendo que todas las fuerzas por fin se

le terminaban, y Meli corrió hacia él, sosteniéndolo y ayudándolo a sentarte.

-Lo siento -susurro ella-.

Jamás quise lastimarte, jamás.

De verdad pensé que sabías que estaba viva, y habías decidido seguir con tu vida.

-No me dijiste que estabas embarazada -murmuró Nathan mirándola a los ojos.

--Iba a hacerlo, pero luego pasó todo lo de Marilyn y yo….

le prometí a Sophia que no te lo diría, que no la separaría de ti.

Lo siento, pero los dos sabemos que ella siempre ha estado primero para mí –murmuró Meli y Nathan

asintió con una sonrisa llena de lágrimas.

-Es increíble cómo lo primero que me enamoró de ti, fue lo que te hizo alejartede mí – murmuró él

acariciando su rostro-.

¡Dios, te extrañé tanto! ¡He estado ahogándome sin ti! Nathan tiró de ella, encontrando sus labios en

un nuevo beso lleno de necesidad.

Estaba viva y eso era todo lo que le importaba.

La rodeó con sus brazos en una espiral posesiva y llena de deseo, y Meli no se resistió.

Se rindió a sus besos, a sus caricias y a aquella sensación de plenitud que solo era capaz de sentir

cuando estaba con él.

Sus lenguas se encontraron y exploraron mutuamente, hambrientas de sentir y de recordar.

La necesidad se convertía en un deseo ardiente que amenazaba con consumirlos, y sus cuerpos

reaccionaron al unísono ante aquella llama.

En un instante, no supo cuándo, Meli se encontró sentada sobre él, a punto de olvidar al resto del

mundo, cuando lapuerta de aquel pequeño cuarto se abrió y escucharon el sonido de un obturador al

mismo tiempo que se encendía el flash de una cámara.

3 -¿¡Paul!? ¿Estás loco? ¿ ¡Qué haces!? — le gritó Nathan y desde la puerta el abogado rio a

carcajadas.s -¿Yo?¡Nada! -dijo con alegría recordando el pasado -.

Solo estoy reuniendo evidencia de que ese fuego tuyo…