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La Novia Equivocada Novela de Day Torres

Capítulo 166
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ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 15. 24 horas

Tenía dos opciones, rendirse o persistir. No estaba en la naturaleza de un Orlenko rendirse, pero

¿cómo podía persistir sabiendo que simplemente se había equivocado? Para eso tenía que empezar

por perdonarse la burrada que había hecho y tratar de conseguir el perdón de Nahia pero no era tan

simple. Porque para empezar ella ya lo había perdonado… pero eso no significaba que quisiera tener

nada con él. 2 Apenas pudo dormir esa noche, y al día siguiente intentó darle algo de espacio, así que

solo se quedó en el auto mientras Jared se ocupaba de acompañarla. Necesitaba pensar, trazar un

buen plan de conquista o algo así… necesitaba demostrarle de verdad lo arrepentido que estaba y lo

mucho que la quería. 2 Lo peor de todo era no saber qué estaba pasando por la cabeza de Nahia en

ese momento… y por desgracia para él no era nada bueno. Ella estaba apoyada en una pared,

esperando a que abrieran el salón para entrar, cuando un grupo de tres chicas se detuvo a su lado,

esperando también.

-Es que es completamente otro nivel -decía Vanessa mirando a las otras dos chicas con una sonrisa-.

Estos críos de universidad no tienen ni idea, no saben cómo es hacerlo de verdad.

-Pero en un estacionamiento… Vane… eso fue demasiado -replicó una de sus amigas casi con

vergüenza.

-¡Ay por favor, a semejante hombre le das lo que te pida donde te lo pida! No sabes lo que es que te

folle un hombre como ese -suspiró Vanessa mirando de reojo a Nahia, que apretaba los nudillos

alrededor del asa de su bolso-. Creo que podemos decretarlo, no hay mejor sexo que el que se tiene

con un guardaespaldas. Honestamente no sé por qué Nahia decidió cambiarlo. 2

Nahia levantó la cabeza y la miró como si le impactara el hecho de que Vanessa no tuviera ni un

mínimo de vergüenza.

-¿Disculpa? -siseó.

-Aaron es un muñeco -dijo Vanessa hablándole directamente-. No entiendo por qué lo cambiaste. ¿

Quizás porque está más a gusto acostándose con otra que contigo? 1

La muchacha apretó los dientes pero no se permitió descontrolarse.

-Si no querías que lo cambiara -respondió con tono suave-, entonces debiste esperar al domingo para

ofrecértele. Lo cambié porque le pago para protegerme, follarse zorras en los estacionamientos es

algo que debió hacer en su tiempo libre. 1

Vanessa exhaló un gruñido sordo y se acercó con un movimiento de rabia, pero en una fracción de

segundo Jared estuvo frente a ella, con su mirada severa, impidiéndole el paso.

-Por favor, circule -le ordenó más que pedirle a Vanessa y ella lo miró de arriba abajo.

-Bueno, el nuevo tampoco está tan mal. Quizás pronto podamos verlo en acción.

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-Por supuesto -respondió Jared-. Soy un guardaespaldas certificado, tengo autorización legal para

usar la fuerza contra quien atente contra mi cliente… así que circula de una m*****a vez o te voy a

enseñar toda la acción, de preferencia grabada y divulgada. ¿Eso es lo que quieres? 2

Vanessa abrió mucho los ojos porque aquel hombre tenía cara de que no rompía un plato y hasta

parecía amable mientras la amenazaba. Gruñó por lo bajo y se largó de allí, mientras el

guardaespaldas se giraba hacia Nahia.

-¿Está bien, señorita King?

-Sí… lo siento por eso.

-Descuide. La gente infeliz tiende a tratar de hacer miserables a los demás. Solo siéntese lejos de ella

en el salón y olvide que existe le dijo el guardaespaldas.

-Gracias, Jared.

-Para servirla, señorita.

Nahia entró a clases y el guardaespaldas se quedó vigilando la puerta, poco después Aaron se acercó

a él con el ceño fruncido. Lo había visto manejar una situación y no había querido intervenir para no

llamar más la atención, pero en cuanto estuvo solo fue a averiguar qué pasaba.

-¿Qué sucedió? -increpó a su reemplazo.

-Una chica que se puso pesada. Creo que por algo relacionado con usted -respondió Jared.

-¿Conmigo?

-Con usted, un estacionamiento y relaciones… interpersonales.

Aaron apretó los labios.

-¿Te parece que soy de los que necesita eufemismos? -rezongó.

-Sexo, una compañera de clase le dijo que se había acostado con usted y la molestó por tener un

reemplazo. 1

Aaron respiró profundo y tuvo que hacer acopio de entereza, repitiéndose que se lo merecía por

imbécil. Asintió con un gruñido y se alejó de allí. 1

Apenas salieron de la primera clase Aaron ya sabía que Nahia iría a la cafetería, pero también sabía a

dónde iría Vanessa apenas lo viera apoyado en el auto en el estacionamiento.

-¿Todavía por aquí, señor guardaespaldas? -preguntó ella con sorna y Aaron le sonrió.

-Sí, parece que necesito hablar contigo -dijo y Vanessa intentó aguantarse la sonrisa de triunfo.

-Dime una cosa. ¿Te gusta estudiar en esta universidad?

Vanessa hizo un gesto de incomprensión porque no sabía a dónde quería llegar.

-Pues… claro. Es una de las universidades más exclusivas del país…

-Me imagino que debió costarte mucho entrar.

-Como a todos -murmuró Vanessa.

-¿Y quieres seguir estudiando aquí? -preguntó Aaron en un tono de evidente amenaza.

Vanessa se quedó mirándolo sin comprender.

-No entiendo… -dijo con cautela-. Claro que quiero seguir estudiando aquí…

-Muy bien. Te lo explicaré. Si quieres seguir estudiando en esta universidad, voy a darte veinticuatro

horas para cambiar de clases. Búscate otras, y procura que absolutamente ninguna de ellas coincida

con las de Nahia -le dijo Aaron con voz tranquila pero firme-. Entonces, ¿quieres seguir aquí?

-¿Me estás amenazando? -gruñó ella con expresión rabiosa.

-Sí, eso es exactamente lo que estoy haciendo -sentenció él-. Tienes veinticuatro horas para alejarte, y

esa será la única oportunidad que te dé -dijo Aaron con el ceño fruncido-. Pero si sigues molestando a

Nahia, si intentas dañarla de alguna forma o simplemente la incomodas, te garantizo que te sacaré de

esta universidad o cualquier otra antes de que siquiera lo imagines. ¿Entendido?

Vanessa se puso tensa, sus ojos se abrieron como platos y sintió un frío en la espalda.

-No puedes hacer eso… -balbuceó.

-Entonces ponme a prueba -la retó él-. Pero te puedo asegurar que mi sangre es más espesa que la

tuya en este país. Estoy seguro de que no te gustaría que algo tan simple como un capricho te

impidiera seguir estudiando aquí. Así que yo te sugiero que te alejes de mi camino y no vuelvas a

hablar de nosotros ni con nosotros nunca más. Si haces lo que te digo, puedes seguir estudiando aquí

libremente sin temor a ser expulsada. Pero si me das solo otro problema, te garantizo que no podrás

encontrar ni tu maldit@ acta de nacimiento, mucho menos tu expediente académico. ¿Comprendes?

Sabía que Vanessa estaba hirviendo delante de él, pero aun así la vio bajar la cabeza y asentir con la

mirada clavada en los zapatos.

-Sí -gruñó.

-Bien, entonces sabes lo que tienes que hacer: tienes veinticuatro horas -sentenció Aaron con voz

tajante y luego le hizo un gesto para que se largara de allí lo más rápido que pudiera.

La chica le lanzó una última mirada de odio y salió de allí para dirigirse directamente a la cafetería. 1

El resto del día pasó tranquilamente, pero si Aaron creía que Nahia estaba fría antes, ahora era

simplemente un bloque de hielo. 2

Esa noche no durmió, solo dio vueltas en la cama pensando si realmente estaba dispuesto a dejarla ir,

pero la respuesta era simple: no, no lo estaba. La única ventaja era que él era el dueño de la

compañía, podía despachar a Jared cuando quisiera y si Nahia quería ignorarlo hasta el fin de los

tiempos… bueno ¡ que lo intentara!

Al día siguiente decidió preparar todo lo necesario para trasladar de nuevo a Jared. Respiró más

tranquilo viendo que Vanessa no se había aparecido en la primera clase así que debía haberse

aconsejado y había cambiado sus clases para no coincidir con Nahia. Todo el tiempo se quedó en el

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auto, con la misma atención de siempre, pero realmente parecía que cuidar a Nahia no iba a ser parte

de sus trabajos peligrosos.

Finalmente llegaron a casa esa tarde, y Aaron estaba a punto de entregarle a Jared su nueva

asignación, cuando escucharon aquello golpes contra la puerta. Los dos sacaron sus armas en un

acto reflejo y Aaron le hizo un gesto a Jared para que abriera. 1

Pero cuando se abrió la puerta, Aaron se quedó atónito al ver a Nahia en el umbral y cualquier tipo de

pensamiento desapareció.

Tenía el cabello despeinado y su rostro estaba pálido y cubierto de lágrimas. Se tambaleó delante de

ellos, pero antes de que ninguno de los dos pudiera reaccionar, ella cayó al suelo y comenzó a vomitar

en un pequeño charco a sus pies.

Jared la miraba horrorizado mientras Aaron hacía lo que mejor sabía hacer: reaccionar. La levantó del

suelo y la llevó de vuelta a su departamento.

-Nahia… Nahia mírame… ¿qué pasa? -intentó preguntarle pero Nahia no era capaz de hablar, solo

continuaba vomitando en el cesto que Aaron había puesto frente a ella.

A esa hora Aaron pensó en lo peor de todo: veneno, pero aquel vómito venía limpio.

-¿¡Qué comió!? ¿Viste todo lo que comió? -increpó a Jared y el hombre asintió.

-Nada extraño, lo mismo que otros chicos de la cafetería.

-¿Y qué b…?

Aaron sintió cómo Nahia apretaba su antebrazo con un gesto desesperado.

-Lac… lact… 2

-¿¡Lactosa!? -exclamó Aaron y ella trató de asentir-. ¿Estás segura, Nahia?

La muchacha asintió con vehemencia porque no era la primera mala reacción a la lactosa que tenía y

sabía reconocerla muy bien.

-¡Yo le pedí su café con leche de soja! -se defendió Jared-. ¡Le juro que yo no me equivoqué…! 2 -¿¡Y

crees que ahora me importa eso!? -espetó Aaron-. Vete al departamento, hay un frasco en el bolsillo

delantero de mi bolsa -le ordenó con voz controlada-. Tráelo de inmediato. ¡Ve!

Jared cruzó el pasillo y Aaron pasó su mano sobré la frente de Nahia para quitarle el cabello de la

cara. -Vamos, nena, intenta calmarte, ya vienen las pastillas -le dijo consolándola y casi le arrebató el

frasco de la mano a Jared cuando lo vio entrar-. Esto es lactasa, vas a ver como enseguida te hace

sentir mejor. Te lo prometo. Ven, tómatelas.

Pero Nahia simplemente no podía y Aaron se dio cuenta de que todo lo que se metiera en la boca lo

devolvería en aquel estado. Sacó su teléfono y se lo lanzó a Jared. Luego pasó sus brazos bajo el

cuerpo de Nahia y se la llevó al baño para meterla bajo la ducha.

-Llama al contacto que dice “Doctor“, dile que tenemos un cuadro de intoxicación severa con lactosa y

que tiene diez minutos para llegar si quiere seguir trabajando para mí -sentenció antes de abrir el grifo

para que el agua empezara a correr sobre ella. 2

-¿Algo más? -preguntó Jared y Aaron apretó los labios.

Si… Cierra la puerta y sal de aquí.