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La Caída y el Rescate del Amor Novela

Capítulo 1851
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Capítulo 1851

En la oficina habia una mujer con una camiseta sencilla y jeans, sentada en una silla, agarrando con fuerza la

chaqueta que llevaba encima.

Perla se quedó mirando la chaqueta por un segundo y luego giró la cabeza para preguntar al empleado de al lado.

“¿Qué hago con eso?”

“Ya hicimos lo necesario, ellos se encargarán del asunto en privado.”

Perla asintió, “¿Cuántos?”

El empleado respondió: “Cinco mil dólares”

“Bien. ¿Puedo llevarme a la persona ahora?”

“Una vez finalizado el trámite, por supuesto que sí.”

Perla asintió nuevamente y salió de la oficina.

El empleado sorprendido, Intercambio miradas con un colega, “¿Ni siquiera pregunta qué pasó?”

“¿Quién sabe?”

Ello salió, llevando solo una camisa negra arrugada, había bebido toda la noche y ahora tenia un dolor de cabeza

atroz, caminaba con dificultad y su rostro reflejaba agotamiento.

Al ver a Perla apoyada en la puerta del auto, se acercó

Aún llevaba el olor a alcohol, mezclado con el humo del tabaco y el perfume.

Ella se enderezó y abrió la puerta del coche, diciendo con tono apático: “Sube, vamos a casa para que te duches y

cambies de ropa, ¿quién sabe? Tal vez puedas dormir un poco más.”

Elio se apoyó en la puerta del auto, bajando la mirada hacia ella, sus ojos estaban rojos e hinchado“.

“Qué considerada.”

Perla apretó los labios y pasó por su lado, “Sube al coche.”

Elio la miró, su mano en la puerta del coche se tensó hasta ponerse blanca“.

Sr. Terrén!”

Detrás de él, se escuchó la voz de una mujer, llena de urgencia.

Perla camino hacia el otro lado del coche y justo cuando extendió su mano para abrir la puerta, escuchó la voz y

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levantó la vista.

Desde su posición, podia ver directamente la entrada de la estación de policía, donde una silueta delgada se

apresuraba hacia ellós.

Ella tenía buena memoria, especialmente para alguien que acababa de ver.

Era la misma mujer que había visto en la oficina.

Perla la observó por unos segundos, su mirada se fijó en la ropa que la mujer extendia hacia ella.

Bajo la vista hacia su mano en la puerta del coche, se detuvo un momento y luego abrió la puerta con un poco más

de fuerza,

“Sr. Terrén, gracias por anoche, esta es su chaqueta,”

Elio echó un vistazo a la prenda frente a él, era su blazer.

Frunció el ceño.

Volvió a mirar a la mujer frente a él, su expresión era ligeramente confusa.

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Capitulo 1851

La mujer, como si se hubiera asustado, se apresuró a decir:

“¿Debería lavarla antes de devolversela? La ropa está algo sucia.”

Perla abrió la puerta del coche a medias, se inclino y se sentó en el asiento del conductor.

Elio se volvió a mirarla, con una mirada gélida

Directamente le dijo a la mujer. “Lávala y luego me la das.”

“¿Pero cómo te la devuelvo?“, preguntó la mujer.

Elio se inclinó y se sentó en el asiento del copiloto, hablando a través de la puerta del coche que aún no

estaba cerrad.

“Espera por mi en el bar esta noche, iné a recogerla.”

La mujer asintió timidamente, “Está bien.”

Perla empezó a mover la mano que estaba sobre el volante y al segundo siguiente, el coche arrancó.

Él cerró la puerta del coche.

El vehículo partió.

Durante el viaje, Perla no dijo una palabra, pero la atmósfera dentro del coche se volvió opresiva debido a la

creciente hostilidad emanando de Eli“.

“¿No tienes nada que decir?” Finalmente él rompió el silencio, su voz cargada con una ira obvia.

En el coche solo estaban ellos dos, así que Perla no podia fingir que no lo escuchaba.

Después de un par de segundos mirando hacia el camino adelante, dijo lentamente: ¿Qué le prometiste ayer a

Violeta? Ella me ha estado molestando durante mucho tiempo, pero se niega a decirme dónde planeabas llevarla,

mencionó que era un secreto entre ustedes des.”

Él tenía una expresión tan sombría que era indescriptible.

Permaneció callado por un largo tiempo y Perla tampoco volvió a hablar.

Hasta que llegaron al edificio y bajaron del coche en silencio, uno detrás del otro entraron al bloque de

apartamentos.

Elio caminaba rápido con pasos largos, Perla to seguía, sin intentar alcanzarlo.

Cuando llegó al área de espera del ascensor, Elio ya habla subido en uno.

Ella tuvo que presionar el botón del ascensor de nuevo.

Elio llegó a casa primero, ingresó el código y abrió la puerta.

No pasó mucho tiempo antes de que la pequeña Violeta llegara corriendo, sosteniendo en sus manos una hermosa

muñeco Barbie. Miró hacia arriba a Elio, al principio con una expresión de sorpresa, pero en un segundo su rostro

cambió, frunció los labios y soltó un bufido molesto, dando media vuelta y dejando de mirarlo.

Julia la siguió y lo saludó con una sonrisa,

Elio ni siquiera habló, ni prestó atención a Violeta, simplemente subió las escaleras.

La niña esperaba que Ello se disculpara con ella, pero en su lugar, él subió directamente las escaleras, haciendo

que las lágrimas brotaran en sus ojos al instante.

Julia se incliné rápidamente para consolarla, pero en vez de mejorar la situación, Violeta parecia sentirse aún más

herida cuando Julia hablaba y las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos“.

“Uh, Elio es malo…

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Capitulo 1851

“Violeta, no llores, ay, mi reina chiquita…”

Julia estaba desesperada, dándole vueltas al asunto. Violeta era una niña muy sensible y rara vez lloraba tanto a

menos que algo realmente triste le hubiera sucedido.

Había llorado toda la tarde del dia anterior y ahora esto.

La puerta sono y Perla entró.

Al ver a Violeta llorando otra vez, suspiró suavemente, puso su bolso a un lado, se quitó los zapatos y la levantó en

sus brazos.

Julia preocupada, comentó: “El Señor Elio acaba de llegar y parecia de mal humor. No le dijo ni una palabra a

Violeta y subió las escaleras.”

Perla asintió, “No te preocupes.”

Viendo que Perla no quería hablar más del asunto, Julia no preguntó más y se fue a la cocina.

Perla sentó a la niña en el sofá y le secó las lágrimas. “¿Qué pasa, Violeta?”

Entre sollozos, la niña dijo: “Elio… Elio no me hace caso.”

“Elio está cansado, ¿no viste que su ropa estaba toda sucia? Debes dejarlo bañarse y descansar. Seguro que se

disculpará contigo cuando se sienta mejor y tenga energia.”

Violeta sollozó, “¿Y qué hizo Elio anoche que está tan cansado?”

Perla se mordió el labio, dudando un momento antes de responder. “No lo sé.”

Violeta no dijo nada más, sino que saltó del sofá y subió las escaleras paso a paso,

Elio se dio una ducha rápida y al salir del baño, vio una pequeña figura sentada en la cama, balanceando sus

piernitas y mirándolo con un puchero.

“Ya te perdone“, dijo de repente Violeta.

Elio sin expresión alguna, se acercó a ella mientras se secaba el cabello y la miró fijamente: “¿Qué hice mal para

que tengas que perdonarme?”

“¡Ayer prometiste llevarme a jugar y mentiste! ¡Mentir es engañar!”

“Bueno, pues muchas gracias.”