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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 718
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Capitulo 718 “Bravo, bravo!” Al salir de las ruinas y pisar tierra firme, se oy6 un fuerte aplauso.

Muchos equipos, rescatistas, voluntarios y locales estaban ansiosos. Al ver a los sobrevivientes siendo llevados ent camillas y a los rescatistas saliendo uno tras otro, alguien comenzé a aplaudir, Como si fuera contagioso, el gesto conmovidé y como a los demas a sumarse a la ovacién.

Antopasé por la multitud sin mostrar emocién, llevando de la mano a Marisol.

Marisol, siguiendo su paso, escuchaba los aplausos a su alrededor, sintiendo una ilusién de honor, casi como si ella también fuera parte del heroismo. Notando lo que pasaba por su mente, Antocambi6 el agarre de su mano por un abrazo en su hombro. “No solo aplauden por mi y por el equipo de rescate, ti también tienes mérito”, dijo él.

Ella, al oir eso, se sintié un poco avergonzada, ya que su intencién habia sido puramente personal, y estaba satisfechal con tan solo no haber causado problemas y haber podido ayudar Mirando hacia atras a las ruinas que acababan de abandonar, Marisol reflexiond y sinceramente expreso, “Aunque aqui hay muchos bomberos y militares dispuestos a sacrificarse y que han salvado a tantas personas, de repente siento que td también eres un héroe, Antonio.” Habia notado como muchas enfermeras y voluntarios brillaban con ojos de amor, mirdndolo como si fuera un superheroe de una pelicula estadounidense. Si no fuera por su mano grande sosteniendo la suya, seguramente se habrian lanzado sobre él emocionadas.

a ceja levantada y una sonrisa “Ahora no crees que casarse con un militar es un suefio?” pregunté Antocon una ceja perezosa.

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Su rostro, antes seal salir de las ruinas, ahora estaba completamente relajado, con una mirada seductora y ojos encantadores que la miraban con diversion.

Marisol se quedé sin palabras.

Esa era una conversacién de hace eones, ;como podia aun recordarla? Qué rencoroso...

Al sentir cémo la mano en su hombro se endurecia, Marisol alzé la mirada y su sonrisa sutil, sus ojos encantadores brillando con astucia mientras él le murmuraba con voz grave, “No pretendo ser un héroe, no tengo esa ilusién! Sefiora Pinales, recuerda, solo soy tu hombre, tu esposo!” Esas s Gltimas palabras resonaron en su corazon.

Marisol, ocultando su sonrojo con un parpadeo, siguié caminando hacia la tienda, pero recordaba cuando él, lastimado en la pierna, se arrodillo seriamente para atender a los heridos en las ruinas.

Aunque no usaba una bata de médico, parecfa rodeado de una luz.

Sin poder evitarlo, Marisol volvié a levantar sus pestafias, mordiéndose el lamientras observaba de reojo el contorno de su perfecto perfil, y entonces escucho, “Si quieres mirar, hazlo abiertamente, no a escondidas.” No pudo evitar rodar los ojos.

El tiempo en la zona de desastre pasaba lento pero a la vez rapido. En un abrir y cerrar de ojos, ya habia pasado una semana. Muchos militares y bomberos ya se habian retirado, y el resto del personal también comenzaba a ser trasladado.

Si uno no estaba alli, no podria entender lo fragil e indefenso que el ser humano puede ser frente a la naturaleza.

Con una camara colgando del cuello, Marisol capturd algunas imagenes de la zona de desastre después de que el polvo se asentara, creyendo que, como en otras areas afectadas por catastrofes, seguramente se reconstruiria un lugar alin mas nuevo y hermoso.

Ya habfan empacado casi todo, y como ella solo tenia una mochila de montana, el resto del equipo de fotografia lo habia enviado de vuelta con un colega esa mafiana. Antoera igual, incluso tenia menos cosas, solo un par de 1/2 11:48 cambios de ropa. La tienda donde hablan dormido estos dias también estaba desmontada.

Justo cuando Antotomaba su mochila, Marisol escuché a alguien llamarla desde atras.

Se giro y a un joven con una mochila grande. La mayoria de los voluntarios se hablan ido. Hoy, habla un autobus al aeropuerto.

Después de recuperar el aliento, el muchacho sonrid y preguntd, “Marisol, ustedes también regresan a Costa de Rosa hoy, verdad? Seria perfecto, podriamos ir juntos, tal vez hasta compartir el mismo vuelo!” “Lo siento, pero no volvemos Antorespondié con voz grave en su lugar Marisol, sorprendida, preguntd, “;No vamos a volver?” Antole eché una mirada y solté un “hm” desde su nariz, “Vamos a hacer una parada en Machu Picchu por dos dias.” Marisol abrié la boca, pero al notar la contraccién de sus pupilas, no dijo nada.

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“Vaya, €s una pena, tengo que irme. Los profesores del departamento de rescate apoyaron mucho mi salida, pero como estoy en mi Ultimo afio, estoy bastante ocupado. Este veranogray tengo un montén de trabajos por escribir.” El muchacho claramente se sintié decepcionado, luego mir6 a Antonio, que estaba frunciendo el cefo a su lado, se rascé la cabeza y pregunté con vacilacién, “Marisol, ;podemos seguir en contacto después de regresar a Costa de Rosa? ;jPuedo tener tu nimero para darselo a mi madre?” Ignorando la mirada fulminante de Antonio, Marisol asintié con gusto, “Por supuesto!” Marisol realmente respetaba al joven delante de ella, admirando su duro trabajo y actitud positiva en circunstancias tan dificiles. Ser voluntano es facil, y su esfuerzo y bondad eran dignos de elogio.

Cuando estaba a punto de darle su nimero, Antointervino repentinamente, “Del teléfono, yoencargo.” Al oirlo, tanto ella como el muchacho se sorprendieron, pero él rapidamente sacé su teléfono y se lo paso.

Antolo tomé y empezd a teclear una serie de nimeros rapidamente en la pantalla, incluso preguntd cortesmente, “;Guardo el nombre como ‘Marisol?” “Si, el muchacho asinti6 repetidamente.

Después de guardar el contacto, Antodevolvié el teléfono al joven.

El muchacho, claramente emocionado, lo aceptd con agradecimiento, “jGracias, Dr. Antonio!” No hay de qué, Antosonrié con una esquina de los labios.

El joven meti6 el teléfono en su bolsillo, ajusté la mochila sobre sus hombros y sonrié con todos sus dientes al descubierto, “Jeje, Marisol,pondré en contacto contigo cuando regrese. Ahoravoy a tomar el autobus, les deseo un viaje seguro, hasta luego!” Marisol le sonrié y se despidié con la mano, jHasta luego, Aaron!” Cuando la figura del muchacho se alejaba hacia el autobus, ella se volvié hacia el hombre a su lado, entrecerré los ojos con sospecha y preguntd, “Antonio, realmente eres tan generoso?” Un segundo antes se mostraba reaa que ella viajara con el muchacho, ;cémo podria de repente ofrecerse voluntapara guardar su informacién de contacto? “Hmm.” Antorespondi6 perezosamente.

Marisol mir hacia el sol en el este, incrédula bromed, “;Puedes ser tan amable con él?” Los ojos encantadores de Antose inclinaron hacia ella y dijo con calma, “Guardé mi pronumero.” TH Marisol abrié los ojos sorprendida.

iElla lo deberia saber!