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Destinada a los gemelos alfas

Chapter 52
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52
Clara no protestó cuando él se la llevó cargada sobre su hombro como si fuera un simple costal de papas, y no su mate, la loba
que la Diosa Luna le había enviado, pero no tenía energía para molestarse más con aquellos dos lobos idiotas sin una neurona
en la cabeza. Vio como Ethan se quedaba parado dejándolos ir y no parecía para nada complacido, de seguro quería llegar a
más, sin embargo, él se había pasado con su lengua y ahora en consecuencia su sexo estaba completamente hinchado e
irritado. Por no mencionar sensible y sobre todo dolorido. Había intentado penetrarla y Dios, eso había dolido. No quería

imaginarse cuando tuviera que enfrentarse a sus miembros, y no solo uno, sino dos. El nudo... definitivamente la rompería.
Dixon la llevó por toda la manada donde recibió todo tipo de miradas. Clara solo se mantuvo quieta y acomodó su rostro sobre
su brazo doblado para que no le doliera más la espalda de lo que estaba ya. El cuerpo del lobo era sumamente duro y le estaba
haciendo daño en su estómago.
-Me duele- al final se quejó con una mueca en su rostro.
Ante sus palabras el alfa se detuvo.
-¿Dónde? ¿Aquí?- desplazó una mano por su muslo hasta llevarla a su sexo y tocarlo por encima.
-Ah, además de eso, me duele esta posición- le golpeó la espalda con el puño cerrado sintiendo como una corriente eléctrica la
recorría entera, el lobo era puro músculo.
Pensó que Dixon la dejaría en esa misma posición, pero por suerte él la corrió hacia adelante y la cargó en brazos en una
posición más cómoda. Clara se sobó el abdomen donde había ahora una marca algo rojiza. -Te duele- Dixon le preguntó y ella
alzó la cabeza. -No tanto ahora. Me duele más allá abajo-desplazo su mano en dirección a su sexo, aunque la dejó en su
vientre bajo a modo sugerente. Ella pudo notar como los ojos del alfa se iluminaron. Una leve sonrisa apareció en sus labios. –
te gustó?- ella le preguntó alzando sus brazos y enrollándolo en su cuello para inclinarlo un poco hacia ella. Si no quería que
este también la castigara, tenía que endulzarlo y ya había probado como hacerlo. Así que usó todas las cartas sobre la mesa.
Pudo escuchar como el lobo tragó en seco. -¿A qué te refieres?
Clara alzó una ceja, por lo visto él también sabía jugar. Quería que ella lo dijera, pero a diferencia de su versión tímida y
miedosa, ella le gustaban los retos. Pasó un dedo por el labio inferior de él.
A mi sabor ¿te gustó?.

Y el rostro del lobo se suavizó ligeramente mostrando por primera vez la muestra de una sonrisa oscura y llena de excitación.
Clara supo dos cosas, primero que no le había gustado, sino encantado, y segundo... su mate era realmente hermoso cuando
sonreía.