Capitulo 43: Quedarse a Mi Lado
Santiago sintié un escalofen su corazén y, con el cefo fruncido, tocé la bocina del coche. Valentina, al ver a
su esposo dentro del vehiculo, pregunté sorprendida.
-¢Qué haces aqui?
-Solo pasaba por aqui de camino a casa -respondi6 Santiago, sintiéndose algo culpable, pero manteniendo la
compostura.
En los ojos de Valentina se encendi6 una luz de esperanza. “Parece que no hay mal que por bien no venga! jMi
esposo es un angel enviado por el cielo!», pensoé.
Con una sonrisa llena de expectativas, Valentina parpaded y pregunté:
-¢Puedo quedaa dormir esta noche? Solo por una noche,iré temprano manana.
Al ver que Santiago fruncia el cefio, rapidamente afnadid.
-Puedo pagar por la habitacién...
Lo que Valentina no sabia era que Santiago fruncia el ceporque ella habia mencionado irse temprano por la
mafiana. Pero lo importante era que ella habia pedido refupor iniciativa propia, lo que dejé a él sentir
contento.
Santiago, sin mostrar ninguna emocién, dijo simplemente:
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-Sube al coche.
Valentina, temiendo que se arrepintiera, répidamente se acomodo en el asiento del copiloto.
Durante el viaje, Valentina no pudo evitar admirar el atractivo perfil de su esposo y se maravill.
-Ambos se apellidan Mendoza, pero ti eres tan diferente a ese sefior Santiago Mendoza... {Tsk! -Sacudiendo la
cabeza, llené sus ojos de desdén.
Santiago, frunciendo el cefio, pensé: «Parece que realmente le disgusta ese sefior Mendoza».
Valentina se alold en la habitacién de huéspedes de la Villa de Los Pinares. En cuanto tocé la cama, se quedd
dormida. Santiago, en la habitacién contigua, tuvo una noche de sueespecialmente tranquilo.
A la mafana siguiente, Santiago despertd y encontrd a Valentina preparando el desayuno. Ella le invité a
desayunar mientras revisaba su teléfono. El sol entraba por la ventana, y Santiago,
Pero de repente, en el teléfono de Valentina anuncios de alquiler de viviendas, y su expresion
cambid.
-¢Estas buscando un lugar para vivir?
-Si, ese maldito sefior Mendoza es tan despreciable. No sé qué le hice, pero mientras él esté en Coralia, parece
que no podré quedaen ningun hotel. Alquilar no estéd mal-respondié
Valentina.
De repente, encontré un anunque le gusté y se dispuso a contactar con la agencia
inmobiliaria.
Santiago, con el cefo fruncido, de repente sintié que su desayuno habfa perdido su sabor.
Valentina habia acordado con un agente inmobiliavisitar una vivienda, y después de desayunar, sali
llevandose todo su equipaje y dejando el pago por un dia de alojamiento.
Santiago estuvo distraido toda la mafana. Incluso Thiago se cuenta y no pudo evitar preguntar.
-Sefior, tiene algln problema que le preocupa?
Santiago lo miré y, por primera vez, expresé su inquietud con sinceridad:
-Si tienes algo pequey travieso que quieres mantener cerca, pero insiste en correr por ahf, ¢ qué harias?
«Eso es facil», pensé Thiago, sintiéndose (til al poder aconsejar a Santiago.
-Por supuesto, harfa que no tuviera dénde ir, solo podria quedarse a mi lado...
Thiago se llend de orgullo, creyendo haber resuelto el dilema de Santiago. Pero de repente se cuenta de que
el «pequeno travieso» al que Santiago se referia podia ser la sefiorita Lancaster.
Recordé que la noche anterior Santiago le habia ordenado usar todas sus influencias para que ningln hotel en
Coralia permitiera hospedar a la sefiorita Lancaster, no evité a preocupar por ella.
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En ese momento, una sonrisa apareen el rostro de Santiago.
-iMi estrategia de anoche fue la correcta! Y sobre su blsqueda de un apartamento hoy... puedo usar el mismo
método.
-Ordena a todas las agencias inmobiliarias de Coralia que si alguien alquila un apartamento a Valentina, ya no
podra hacer negocios aqui.
+15 BONOS
Santiago estaba seguro de que, al final, ella tendria que recurrir a él, igual que la noche anterior.
Santiago estaba satisfecho con su plan, pero Thiago se sinti6 inquieto. Habia seguido a Santiago desde que era
un adolescente y nunca lo habia visto tan interesado en ninguna mujer, excepto en la seforita Valenzuela.
Una vez en el hospital, incluso habia escuchado a la seforita Lancaster llamar a Santiago << esposo y a
Santiago no parecié molestarle que se aprovecharan de él de esa manera.
Si la seforita Lancaster llegara a ser la matriarca de la familia Mendoza y descubriera que fue idea de él que no
pudiera alquilar una casa, ;qué pasarfa? Thiago cada vez estaba mas nervioso.
-Sefior, esta seguro de que esto esta bien? Tal vez podriamos...
Comenz6 a decir, pero fue interrumpido por el teléfono de Santiago.
Santiago mir6 el nombre «Lucia Valenzuela» en la pantalla, y una sombra de oscuridad se asento
€n sus 0jos.