Capitulo 278: ;Coquetear y Luego a Dormir?
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La respiracion de Valentina se detuvo por un momento, esperando mas acciones, pero en su lugar, escuché la
respiracién tranquila del hombre detras de ella. ;Se habla dormido tan rapido? Después de la tension, Valentina
notd un destello de decepcion en su corazon, y sus mejillas ardieron con el calor de la sorpresa. Intenté forzarse
a cerrar los ojos nuevamente, pero el suese le escapaba.
Mientras la respiracién detras de ella permanecia serena, Valentina no pudo evitar murmurar para si misma,
irritada por la comodidad con la que él dormia en su cama. Molestada Internamente, Valentina se gird, quedando
cara a cara en la oscuridad. A medida que sus ojos se adaptaban a la penumbra, levanté una mano y trazo con
el dedo el contorno del rostro de Santiago en el aire, apenas a una
pulgada de distancia, mientras murmuraba quejas en voz baja:
-iCémo te atreves a tener una cita con Aitana! Con lo afectada que es, jy tu lo soportas! jHmpf!
-.Ydices que no malinterprete? ;Qué podria malinterpretar? jTu gusto no puede ser tan malo! | Hmpf, hmpf!
-¢Invitaa cenar con ustedes? J, su actitud hacfa parecer que ustedes eran la pareja y yo la intrusal
iHmpf, hmpf,hmpf!
Valentina mascullaba entre dientes, cuidando de no elevar demasiado la voz. Queria apuntar
directamente a la frente de Santiago pero temia despertarlo, asi que solo apunté a un punto en el aire justo
delante de él.
-iHmpf! Dices que tu cita con ella era por asuntos serios. ;Qué asuntos serios podrian tener entre ustedes...?
Desahogando su descontento sin darse cuenta de que la respiracién del hombre se tornaba menos regular,
hasta que la mano que jugueteaba frente a él fue capturada por una mano grande. Valentina se qued6 en
silende golpe. En la oscuridad, apenas percibié cémo el hombre frente a ella abria lentamente los ojos.
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Un momento de pénico la invadid. ;Se habia despertado por su culpa? ;Cuéndo se despertd? ;Habia escuchado
lo que ella dijo? ¢Cuénto habfa escuchado? La vergiienza la inundo; lamentando haberse quejado en voz alta en
Su presencia.
En un instante, Valentina ided un plan: fingir dormir. Con un rumbo claro, cerré los ojos e imitd la respiracion
tranquila de alguien profundamente dormido, incluso sofiando dulcemente.
Santiago, viendo a través de su acto, no solté su mano, sino que jugueteaba con sus dedos, provocando un
cosquilleo irresistible. Valentina, queriendo liberar su mano sin parecer sospechosa, se resigné a dejar que él
continuara, esperando que pronto se cansara.
Sin embargo, Santiago rompié el silencio:
-No fue una cita con ella.
Valentina se crispé, dandose cuenta de que él respondfa a sus acusaciones. La comprension de sus palabras solo
aumento su turbacion.
-Si, no tengo tan mal gusto.enamoré de una gata salvaje y ardiente, no de una flor delicada y sin gracia—
Valentina se quedé sin palabras. ;La gata salvaje era ella? Su corazdn latia con fuerza, reconociendo finalmente
el apreen sus palabras.
-Haré que todos sepan que nosotros somos la verdadera pareja, que yo soy tuyo -Su voz, ya de por si grave, se
volvié mas seductora al final, llenando el aire de una tension palpable.
Valentina, conmovida, sintié su corazén acelerarse, perdiendo la compostura que habia mantenido
hasta entonces.
Después de sus palabras, el silenllend el aire, con solo el sonido de su respiracion compartida resonando en
la habitacién. Valentina no podia calmar los sentimientos tumultuosos que esas palabras de Santiago, «yo soy
tuyo», hablan despertado en ella.
Pas6 un tiempo Indefinido sin que Santiago volviera a hablar, y en algin momento, solt6 los dedos de Valentina.
Ella fruncié el ceo, sintiéndose inesperadamente decepcionada. {Se habia quedado dormido después de sus
insinuaciones? Valentina se sintié ligeramente molesta. Coquetear y luego dormir, jqué falta de ética!
Con Santiago aparentemente dormido, Valentina dejo de fingir y abrid los ojos. La habitacién permanecia en
oscuridad. A medida que sus ojos se ajustaban, pudo discernir el contorno de Santiago frente a ella. Su mirada
viaj6 desde su barbilla hasta sus labios, su nariz, y finalmente, sus ojos... que
estaban abiertos.
Valentina se congel6 al darse cuenta. Sus ojos
iestaban abiertos? Buscando confirmacion, su
mirada se encontré con la de Santiago, quien la observaba con una sonrisa divertida.
-jHola, ya despertaste! -La voz de Santiago era baja, tefiida de un tono burlén, claramente esperando
este momento.
Lejos de haberse quedado dormido, Santiago habia estado fingiendo, observando cada reaccién de Valentina.
Td ta ta!-Valentina no pudo completar su protesta antes de que Santiago se acercara de nuevo, silenciando
cualquier queja con un beso apasionado que dejd la habitacién llena de sus respiraciones entrecortadas.
Valentina se rindi6 al cansancio.
Entre suefos, escuché a alguien instandola a despertarse, pero se sentia extremadamente agotada, como si le
faltara mucho descanso, y solo deseaba seguir durmiendo.
Después de un rato, Valentina volvié a abrir los ojos brevemente, notando la luz del sol que se filtraba en
ta habitacion. Ya era de dia? Se quedé mirando la luz un momento antes de cerrar los ojos y volver a dormirse,
sumergiéndose en la tranquilidad del suefio.
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Esta vez, Valentina tuvo un suelleno de imagenes que no eran astas para menores. Al principio, las figuras
eran borrosas y dificiles de distinguir, pero gradualmente se volvieron mas claras, y reconocié a su atractivo
esposo entre ellas. El susurraba algo en su cido, pero por mas que intentaba, no podia entender sus palabras,
Justo cuando se concentraba para descifrar lo que decia, las imagenes se desvanecian, siendo reemplazadas por
una mujer hermosa.
En el suefio, la mujer abria sus brazos con una sonrisa y le decfa:
Valen, ven aqui.
-Mama-
Valentina la llamaba con una voz baja, corriendo hacia ella con alegria, pero a mitad de camino, la figura de la
mujer desaparecia stbitamente.
-;Mama?
Valentina buscaba su figura entre la niebla que comenzaba a envolver todo a su alrededor. La densa
niebla ocultaba su visién.
Detrés de la espesa niebla, una voz anciana y familiar la llamaba por su nombre. Esa voz le resultaba
extranamente conocida. Cuando la niebla se disipaba, Valentina finalmente veia a un anciano sentado en una
silla de ruedas. El anciano sonreia con ternura, y detras de él, estaba la mujer que Valentina reconocia como su
madre. Justo entonces, un sonido de timbre de teléfono interrumpia bruscamente el suefio. La luz del sol bafiaba
a Valentina mientras despertaba.
Se quedé aturdida durante un momento antes de tomar su teléfono y contestar, solo para escuchar una voz que
le resultaba repulsiva:
“Valen...
Era Aitana. Valentina estaba a punto de colgar, pero la curiosidad la detuvo al escuchar el llanto
afectado de Altana.