Capitulo 276: Pérdida de Dignidad
Valentina rodé los ojos en secreto. Apoyada en el pecho de Santiago y viendo la actitud de Altana, Valentina, que
inicialmente habia considerado mantener las distancias en publico, cambié de opinion. Aitana, con los labios
apretados, ofrecia explicaciones sin intencion alguna de aclarar. Esperaba, ya fuera que Valentina se pusiera
celosa y enfureciera, o simplemente se alejara. Si Valentina llegara a golpearla en un arranque de Ira, serla atin
mejor: podria usarlo como excusa para posar de victima y ganar simpatia.
De repente, Valentina, alin en los brazos de Santiago, froté su cabeza contra el pecho fide él. pareciendo
querer salir de su abrazo, pero en vez de eso, solo froté su cara contra él. Incluso rode con sus brazos la cintura
de Santiago.
Luego, mirando directamente a Aitana con una inocencia fingida, replicé:
-¢Malentendido? ;Qué malentendido? jYo no he malentendido nada!
Aitana qued¢ sin palabras, su boca se torcid ligeramente.
Sin querer rendirse, Aitana continu con su «
-Hermana, Don Mendozainvité por un asunto serio, no fue para ocultartelo...
-¢El ocultdndalgo? jPero si noha ocultado nada! Valentina interrumpid, su mirada aun clara
e inocente.
Aitana se quedd paralizada. ;No ocultar nada? Pero sus reacciones claramente indicaban que no sabian que el
otro estaria alli.
Aitana, buscando desesperadamente una salida, miré a Santiago con ojos suplicantes. Pero antes de que pudiera
decir algo mas, Santiago, con un tono carifioso, tomé la mano de Valentina diciendo:
Vamos a casa.
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Ni siquiera le lanzé una mirada a Aitana.
Aitana se quedd petrificada.
Valentina levantd la cabeza del pecho de Santiago, mirandolo con adoracion.
-Si, vamos a casa. -Era perfecto, asi no tenia que soportar més la desagradable presencia de Aitana.
Al irse, Valentina recordé algo y se volvié hacia Alonso.
-Alonso, adiés.
Justo después de decir eso, sinti6 una mano posesiva en su cintura, acercandola ain mas al hombre a su lado.
Mientras se alejaban, la multitud ain no se recuperaba del asombro.
Reflexionando sobre lo sucedido, muchos notaron como la legitima hija de la familia Valenzuela se habia referido
al caballero.
Don Mendoza:
No habia ningin Don Mendoza en Coralla, pero si en Guadalajara-
El renombrado Don Mendoza...
(Podria ser que ese hombre fuera realmente Don Mendoza? La mujer que se marché con él al despedirse
diciendo vamos a casa», demostraba la complejidad de su relacién.
En ese momento, muchos sintieron una inquietud creciente. Buscar el favor de la verdadera hija de la familia
Valenzuela podia ser beneficioso, pero ofender a la pareja de un poderoso podria traer desgracias inimaginables,
Y parecia que Sefior Valenzuela también mantenia una buena relacién con la mujer en cuestién. Ante la
presencia de dos figuras tan influyentes, se apresuraron a recordar si habian hecho o dicho algo inapropiado, lo
que caus6 una oleada de nerviosismo.
Una vez que Valentina y Santiago desaparecieron de la vista, Alonso, desilusionado, retiré su mirada. Habia
esperado poder acompafar a Valen a casa, pero las cosas no salieron como esperaba. Con Valen y Santiago ya
lejos, no habia razén para quedarse. Ajustandose el traje, Alonso se marché con pasos firmes. Al pasar junto a
Aitana, ella lo llamé con una voz temerosa que parecia rebosar de agravios, pero Alonso, con un destello de
frialdad en sus ojos, la ignoro por completo sin siquiera mirarla.
Aitana se sintié profundamente frustrada. Habia creido que tendria una oportunidad de estar a solas con Don
Mendoza, incluso si él tenia sus propios objetivos. Con su astucia, esperaba encontrar una manera de ganarse su
favor. Incluso habia imaginado que la cena podria ser el comienzo de algo mas. La aparicion de Valentina fue un
golpe bajo para sus planes, sintiendo una profunda enemistad hacia
ella.
En el fondo de su corazén, Aitana no podia aceptar tal humillacién, siendo la legitima hija de la familia
Valenzuela. Pero entonces, una idea le cruzé por la mente, y una sonrisa se dibujo en su rostro. Aunque Don
Mendoza y Alonso se habian ido, aquellos que buscaban congraciarse con ella todavia estaban alli. Movida por
su vanidad, disfrutaba del culto de la multitud y la sensacién de superioridad que le
otorgaba.
Con una sonrisa, como si los eventos anteriores no hubieran ocurrido, a Charles todavia de rodillas y se
acerc6 con intencién de ayudarlo a levantarse, mostrando su supuesta bondad. Pero al tocar el brazo de Charles,
este se sobresalté y cayd sentado de nuevo en el suelo. Altana, creyendo que el temor de Charles venia de
Valentina, fruncid el cey, con una falsa bondad, se disculpé por su comportamiento, preguntando si estaba
herido.
Mientras intentaba ayudar a Charles, la expresion de este era una mezcla de conflicto y preocupacion. La actitud
de Senor Valenzuela hacia la verdadera hija, y las conjeturas sobre Don Mendoza, le hicieron
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darse cuenta de las complicaciones. Habia intentado defender a la verdadera hija de la familia Valenzuela,
arriesgandose a ofender a Sefior Valenzuela y a Don Mendoza.
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Por suerte, la hermosa sefiorita se habla encargado de él antes de que Sefior Valenzuela o el mismisimo Don
Mendoza tuvieran que intervenir. De lo contrario, Charles sospechaba que arrodillarse habrfa sido lo menos de
sus problemas. Lamentaba haber sido demasiado Impulsivo al tomar la
Iniciativa.
Sin embargo, cuando Aitana extendié su mano hacia él, Charles se cuenta de que ofender a la verdadera hija
de la familia no auguraba nada bueno. Encontrandose entre la espada y la pared, finalmente aceptd la gentileza
de Aitana y se levanté con su ayuda.
-Gracias, seforita Lancaster, la sefiorita Lancaster es tan hermosa como bondadosa...
Las palabras de Charles, aunque no del todo sinceras, llenaron de satisfaccion a Aitana. Le encantaba que la
gente la elogiara por su bondad.
-No hay de qué, ella es mi hermana. Los problemas que causa mi hermana, es natural que yo pida disculpas por
ellos. Ya estoy acostumbrada, -insinuaba Aitana, presentandose como la persona benevolente que siempre
segufa a Valentina para limpiar sus desérdenes.
Esperaba una oleada de alabanzas y cumplidos. Sin embargo, las personas que antes la rodeaban comenzaron a
dispersarse, algunos con excusas apresuradas de asuntos urgentes, dejando a Aitana en una creciente soledad.
Pronto, todos se habfan ido, incluso Charles, quien se excusé diciendo que necesitaba ver a un médico por un pie
lesionado. Aitana, vestida en su elegante vestido rojo, quedé sola con los empleados del restaurante, su
expresion de enfado contrastando fuertemente con su atuendo.
Fuera del restaurante, Lucia sonri6 con sorna y le instrucciones a su asistente por teléfono para que se
informara sobre el estado de la oferta de trabajo de Aitana como directora de diseen el Grupo Valenzuela
Joyerfa. Aitana tenia ambiciones, pero no serfa tan facil.
Dejando el restaurante y entrando en el elevador, Valentina rapidamente se deshizo del agarre de Santiago en
su cintura, manteniendo una distancia entre ellos. Estaba enojada.
Santiago no apartaba la vista de Valentina, cuyas mejillas mostraban un rubor encantador debido al alcohol. La
mancha de |apiz labial en la comisura de sus labios llamé su atencién, provocando una reaccién involuntaria en
su garganta.